Si estás agobiado, simplifica tu vida.

La capacidad de simplificar significa eliminar lo innecesario, de modo que lo necesario pueda hablar, Hans Hofmann.

¿Estás estresado porque tienes muchas responsabilidades y personas que dependen de ti, tienes miedo o, simplemente, no quieres decir que “no”, estás demasiado implicado en el trabajo, tu jefe espera lo imposible, tienes demasiadas responsabilidades y no puedes hacerte cargo de todo? Estas son las estrategias clave:

• Identifica qué es lo esencial, indispensable y central versus lo accesorio, prescindible y periférico.
• Elimina de tu vida las tareas innecesarias y que consumen mucho tiempo. Abraza la filosofía de menos es más o lo que la cultura popular sentencia como: “el que mucho abarca, poco aprieta”. Delega o automatiza las tareas tediosas, difíciles, repetitivas o que te consumen mucho tiempo.

Cuando estás agobiado, cansado o estresado, la solución es casi siempre … menos. Deshazte de algo, de muchos algos, Margery.

• Delega algunas actividades. Por ejemplo, encarga a tus hijos ciertas tareas domésticas y gratifícales económicamente o con algún viaje, regalo, etc. Ellos se sentirán así más importantes y útiles, serán más competentes e independientes y tú descansarás, evitarás el estrés o quemarte por tus múltiples ocupaciones y responsabilidades, y podrás centrarte en aquellas tareas que realmente son esenciales o requieren de tu participación, creatividad y destrezas.
• Aprende a decir que no. Detente antes de decir “si”, de aceptar nuevas tareas, responsabilidades o cargos, de presentarte voluntario a lo que sea. Respira profundo, considera detenidamente a que te vas a comprometer y asegúrate de que es lo mejor para ti, que es conveniente y oportuno. Recuerda que siempre tienes una opción, puedes decir sí o puedes decir que no.

  No somos máquinas, somos seres humanos, los días súper ocupados y las agendas repletas hasta la bandera o imposibles, por norma, no son sanas ni te hacen más productivo a la larga.

• Decide el tiempo que debes conceder a las tareas más periféricas, no esenciales, y no les des un segundo más de tu valioso tiempo. ¡No vayas en ellas a por nota! Hazlas de la manera más rápida y eficiente posible.

• Sé inteligente y eficiente, especialmente en las tareas menos importantes.

  Por ejemplo, en el ámbito doméstico para ser más eficaz en la limpieza del hogar: asegúrate de utilizar los productos y utensilios de limpieza adecuados y que estén siempre en el mismo lugar, fácilmente localizables (por ti, no por los más peques).

  Ordena y despeja tu casa: dona, regala, vende o tira los chismes, abalorios y cacharros que abarrotan y desordenan tu casa, complican y enlentecen la limpieza y, realmente, no necesitas ni utilizas. Demasiadas cosas agotan tu energía y tiempo. Deja los zapatos de la calle en la entrada, sustitúyelos por zapatillas del hogar, calcetines o, simplemente, camina descalzo; evita el césped/jardín y los animales domésticos; procura que tus hijos e hijas te ayuden en las tareas domésticas.

  Ordena, limpia y optimiza tu ordenador y teléfono: busca y desinstala aplicaciones antiguas y que ya no usas, limpia tu navegador (borra los datos de navegación, cookies y cache, elimina las extensiones del navegador que no necesites) y la bandeja de entrada, elimina archivos y directorios innecesarios y organiza tus archivos, date de baja de las listas de correo no deseadas, evita que se inicien programas que no necesites al inicio, ordena tu escritorio, desactiva las notificaciones, usa aplicaciones que aumenten tu productividad (espanso, ShareX, Google Drive, Everything, lanzadores, etc.)

  

  Si se trata de hacer la compra ten siempre una lista base con los alimentos y productos básicos, aquellos que realmente necesitas y procura ceñirte a dicha lista; compra más, en menos ocasiones y en menos lugares. Típicamente te bastará con uno o dos: el mercado o el comercio local para los alimentos perecederos (el pan, pescado, frutas y verduras, etc.) y el supermercado para el resto.