El tiempo no se pierde, pierdes tu vida, Gonzalez-Pecotche.
Cualquier ser humano tiene tiempo pero nadie puede comprarlo.
No mates el tiempo, disfrútalo y vívelo aprovechando cada segundo, exprimiendo cada gota de tu vida como si fuera la última, algún día lo será. Gestiona, por tanto, eficiente e inteligentemente tú tiempo, pero… ¿cómo?
No dejes que el móvil, las redes sociales, aplicaciones de mensajería, etc. gobiernen y arruinen tu tiempo. Todos necesitamos espacios y momentos para desconectar y volver a cargar las pilas. Es crucial que encuentres tiempo para liberar estrés y relajarte, recuperar el control de tu vida y vivir de una manera más consciente, plena y saludable. Se trata de abrazar el ahora, de disfrutar el momento presente con tus amigos y seres queridos.
No pospongas indefinidamente lo central e importante por lo urgente e inmediato. Este último suele incluir reuniones inútiles, largos documentos que no lee nadie, atender el teléfono o los correos electrónicos, mensajería, tareas repetitivas, etc.
Planifica con esmero tu agenda y asegúrate de incluir suficientes espacios para las tareas no urgentes pero importantes. Asegúrate de no tener una planificación abarrotada, un ritmo de trabajo agotador todos los días (no se pueden evitar picos de trabajo pero no debe ser la norma) y, en su lugar, incluye huecos vacíos. Estos espacios libres en tu agenda aumentan tu flexibilidad, reducen tu estrés y te ofrecen la posibilidad de gestionar mejor las emergencias e imprevistos.
Establece límites claros y planifica el tiempo que dedicas al ocio, ya sabes, a ver la televisión, jugar a videojuegos, aplicaciones de mensajería, redes sociales, e Internet. Las aplicaciones de mensajería y las redes sociales son un verdadero agujero negro para la productividad. También arruinan vidas: ¡No cuentes a todo el mundo aspectos privados de tu vida y, mucho menos, lo compartas en Internet!
Aprende a automatizar y a simultanear tareas no importantes, por ejemplo, puedes escuchar un podcast, video tutorial o un audio libro para adquirir una determinada destreza o habilidad mientras vas al trabajo o haces tareas domésticas; enviar o leer un mensaje mientras estás esperando en la parada del autobús o en la consulta del médico; caminar haciendo una llamada a un cliente, hacer ejercicio mientras ves la televisión (bicicleta, yoga, gimnasia), etc.