Alcoholismo, tabaco y drogadicción.

Los que beben alcohol y consumen drogas lo hacen como una licencia para convertirse en idiotas, Frank Zappa.

El alcohol es la droga social por excelencia. Veamos, sin embargo, las consecuencias de su consumo excesivo:

Incrementa las posibilidades de ser perpetrador de actos violentos pues su consumo reduce el auto control, desinhibe, provoca una falsa sensación de seguridad, aumenta la impulsividad y excitabilidad. Además, aumenta el riesgo de padecer maltrato físico y abuso sexual al disminuir la capacidad para detectar y escapar de las situaciones de peligro.

El alcohol perjudica seriamente tu salud. Puede producir cáncer, pancreatitis, hepatitis, cirrosis hepática, etc. El alcohol es un veneno que daña tremendamente el hígado.

Te hace más propenso a participar en conductas de riesgo: violencia, conducción temeraria y negligente y actividades sexuales sin protección. Las personas bajo la influencia del alcohol exhiben desinhibición e impulsividad que en muchos casos conducen a embarazos no deseados, vergüenza social causada por aparecer borrachos y/o desnudos en fotos y vídeos, y a contraer enfermedades de transmisión sexual incluido el VIH/SIDA.

¿Qué podemos hacer para prevenir el consumo del alcohol y las drogas?

1. Lee con tus hijos nuestro libro electrónico gratuito Drogas para una sencilla introducción a este importantísimo tema.

2. Es imprescindible poseer una autoestima alta. Debe apoyarse a los chicos y chicas para adquirir la necesarias competencias (y así poder tener éxito en la escuela), destrezas, habilidades sociales en un contexto de libertad, amor y responsabilidad, capacidad de resolución de problemas, inteligencia emocional para tolerar la frustración y el fracaso, saber comunicarse de manera efectiva y capacidad para establecer relaciones interpersonales positivas y significativas.

3. Necesitamos el amor incondicional en las familias para conseguir esta autoestima. Se trata de un amor sin condiciones, sin esperar nada a cambio, que te acepta tal como eres, todo lo que eres, no solo una parte. Sin embargo, al mismo tiempo, espera confiadamente y te anima a que cambies y mejores, a que crezcas en las dificultades, a que plantes cara a tus defectos, miedos, dudas, conflictos internos y superes los obstáculos, a que des lo mejor y llegues a ser la mejor versión de ti mismo para así poder cumplir tus sueños, destino y propósito.

4. Habla sobre tus problemas y el consumo de alcohol o drogas con tus padres o un adulto de confianza. El verdadero diálogo es una calle de doble sentido. Necesitamos formarnos, dialogar, es decir, escucharles activamente, con empatía y comprensión, con el fin de poder alcanzar acuerdos comunes donde se tiene verdaderamente en cuenta las opiniones de nuestros hijos pero manteniendo la autoridad paterna con la que podemos y debemos establecer reglas y normas.

5. Aprende a responder asertivamente y no te dejes llevar por la presión social. No debe confundirse la empatía o la amistad con ceder a las presiones y peticiones de los demás. ¡En muchas ocasiones se llega a un verdadero chantaje emocional!

   Empieza con las respuestas más breves y sencillas como “No gracias”, “No me interesa”, hasta otras más firmes y enérgicas: “¡De ninguna manera!”, “¡Ni lo sueñes!”, “¡Ni loco!”

   En otras ocasiones, si todo esto no funciona y los demás insisten obstinadamente, tratan de imponerse y obligarnos, lo único que puedes hacer es marcharte (“Hasta luego”, “Adiós”), participar en actividades donde no se consuman drogas (actividades culturales, religiosas y recreativas, juegos de mesa, deportes, espectáculos musicales, etc.) En determinadas ocasiones, habrá que actuar más drásticamente cambiando nuestro círculo de amigos o el ambiente que nos rodea.

6. Si has caído en el consumo de alcohol/drogas o crees que estás en el proceso de adicción, busca consejo y ayuda en tu familia, profesores, etc. y, sobre todo, acude a los profesionales adecuados en Centros de Asistencia a drogodependientes y en las O.N.G. dedicadas a este problema.

   Nos referimos a organizaciones como La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción o Proyecto Hombre específicamente dedicadas a este enorme problema social: “Proyecto Hombre nace en España hace 25 años dedicada a la prevención, tratamiento y rehabilitación de las drogodependencias. […] El método de Proyecto Hombre consiste en identificar el problema existencial que induce a la persona a la adicción y trabajarlo desde un marco terapéutico-educativo para lograr que recupere su autonomía, su sentido de la responsabilidad y su capacidad para tomar decisiones y volver a ser un miembro activo de la sociedad.”

7. Debemos exigir como ciudadanos responsables y comprometidos el control y regulación de la publicidad del tabaco y el alcohol, y del consumo de drogas, por ejemplo, prevenir la venta, cada vez más extendida, del éxtasis y otras drogas de diseño en las discotecas y bares o el consumo del alcohol a menores.

8. Luchar contra el nihilismo existencial, el relativismo moral y el hedonismo. El nihilismo existencial es la noción de que el mundo no tiene sentido, propósito o valor intrínseco. Suele venir asociado con un relativismo moral, es decir, no hay verdades, valores ni principios universales o absolutos, el sujeto se posiciona por encima “del bien y del mal” porque estos dependen de las circunstancias, tradiciones, creencias y prácticas de cada grupo humano. Se resume en frases como: Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del color del cristal con el que se mira. Nada es bueno o malo, sino que el pensamiento es lo que hace que las cosas sean buenas o malas. Nada es verdad, todo está permitido.

Se mal entiende que la tolerancia implica aceptar sumisamente todos los puntos de vista y opiniones, es la reflexión de que “lo que es cierto para ti, no lo tiene que ser para mí y viceversa” o “Si así eres feliz, lo que haces estará bien, sigue haciéndolo." Todas las opiniones morales y éticas tiene el mismo valor, legitimidad e importancia.

La terrible consecuencia es que sin un código ético y objetivo que conduzca y gobierne al individuo, las personas tienden a comportarse siguiendo exclusivamente sus intereses egoístas, sus instintos y pasiones, por lo que las mismas sociedades que plantean que “todo es relativo y que todo depende” necesitan irremediablemente redoblar la ley y las fuerzas de orden público, la total pérdida de la privacidad y la vigilancia y censura generalizada para mantener “seguros” a sus ciudadanos.

Conviene recordar que la tolerancia es el respeto al otro y a sus ideas, creencias y prácticas. Es de suma importante en la sociedad multicultural y plural en la que vivimos aceptar y valorar la diversidad étnica, social, cultural y religiosa.

Pero también conviene diferenciar entre el respeto mutuo y defender asertivamente lo que es justo, por ejemplo, nunca debe tolerarse la usurpación y violación de nuestros derechos humanos, la violencia o cualquier tipo de discriminación y abuso (nacionalidad o origen étnico, orientación sexual, religión, edad, etc.)

En el hedonismo se busca el placer como el objetivo de la vida, suprimiendo el dolor a toda costa. En el manifiesto de la Internacional Hedonista, con el eslogan “Haz lo que quieras”, puede leerse: “¡quiere alegría, placer, goce y libre albedrío para todos los seres humanos!” El placer de los sentidos como el bien supremo conduce a una actividad sexual excesiva, promiscuidad, abuso de drogas y alcohol, al individualismo descarnado y al egoísmo.

Juntos forman la combinación ganadora, la cultura del “todo vale; del mí, me, conmigo; del yo primero, donde lo único que importa es pasárselo bien, de puta madre, aquí y ahora, porque yo lo valgo y el mañana no existe”. Se basan en la renuncia a la responsabilidad, la generosidad y la solidaridad (“sálvese el que pueda”) y en el egoísmo puro y duro (“cuanto tienes, cuanto vales”). Se busca el placer como fin último lo cual lleva en numerosas ocasiones al sexo inseguro (“aquí te pillo, aquí te mato”) y al consumo y abuso de alcohol y drogas.

Quiero ser claro y directo, así no se consigue ser feliz. La felicidad nace en el compromiso y en el esfuerzo constante, en la renuncia a la satisfacción inmediata y pasajera, en el desarrollo de toda nuestra potencialidad para conseguir el flujo en nuestra vida académica y profesional, en la calidad de nuestras relaciones interpersonales y románticas, en el significado y propósito de una vida auténtica y plena, en la lucha por el bien común, la fraternidad y la justicia.